Relatos . Puesta en diálogo entre las piezas de nuestros museos
Trajes militares y vida cotidiana.
El acervo patrimonial como marca histórica y social
Por Rosana Leonardi
Desde las primeras noticias de la historia de la humanidad distintos manuscritos y obras de arte hablan de ejércitos que salen a conquistar territorios diversos. Pero a pesar de esto, no siempre existieron los uniformes reglamentados para todos los soldados. En nuestro país la primera normativa, que estableció con cierta rigurosidad los uniformes de cada fuerza, vio la luz en 1871. A partir de esto, quedó establecido por escrito la necesidad de provisión de un traje de “diario” y uno de “parada”.
A pesar de ello, la Sastrería Militar del Ejército Argentino recién nace en 1897. Con anterioridad, los uniformes eran encargados a sastrerías o empresarios locales quienes contrataban costureras a destajo. Y cuando la economía lo permitía, el encargo se enviaba a sastrerías militares extranjeras.
En el siglo XIX, los trajes militares usados en lo que hoy es nuestro país recibieron la influencia francesa, ya que dicho ejército era considerado el mejor del mundo civilizado. Muestra de ello es el traje militar de Domingo Faustino Sarmiento atesorado por el Museo homónimo. En la primera mitad del siglo XX, la impronta provino de Alemania por idénticos motivos, tal como se puede observar en el uniforme de Gran Gala Comisario G.S.C. (1910) Policía de la Capital, perteneciente al Museo de la Policía Federal Argentina. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el modelo fue el ejército de Estados Unidos. Al igual que en el pasado, al presente prevalece la idea de un uniforme de fajina y otro de gala y ambos son provistos por las sastrerías de cada fuerza, tal como se puede observar en las diversas piezas del siglo XX que conforman esta red.
Si bien, la uniformología es la ciencia que estudia el traje militar a lo largo de la historia, es posible observar, por fuera de dicha disciplina, estos indumentos en relación con la vida cotidiana. En el caso concreto de nuestro país en el siglo XIX se suceden una serie de conflictos armados. Desde la invasión inglesa al Río de la Plata, la guerra por la Independencia luego y las luchas intestinas que culminan con la formación de la actual República Argentina. En cada uno de estos hechos tantísimos jóvenes, sin formación militar, abandonaron sus casas y vistieron un uniforme. Por convicción muchos y a la fuerza otros tantos. Este panorama implicó que la mayor parte de hombres que habitaron en lo que hoy es la Argentina vistieran en algún momento de su vida un uniforme militar. Algunas mujeres también adaptaron su vestuario al fragor de la lucha por la Independencia, y vistieron prendas militares como compañeras de sus maridos en la retaguardia, o como parte de la soldadesca de vanguardia. Por tanto, cabe pensar que en este contexto el traje militar formaba parte de la cotidianidad de amplios sectores sociales del siglo XIX. Los que han llegado hasta nosotros, gracias a la labor patrimonial de los distintos museos e instituciones, son en su mayoría trajes de gala. Ya que el uso de los mismos era menos frecuente.
Desde las prendas de Domingo Faustino Sarmiento hasta los uniformes de los diversos cuerpos de policía, todas y cada una de ella muestran un momento particular de nuestra historia. Materialidades diversas, tipologías emblemáticas, entorchados en hilos de plata y oro, alamares. Todos elementos que permiten la decodificación simbólica operada también en estos trajes. De la opulencia decorativa, propia del siglo XIX a las líneas depuradas y funcionales de los indumentos actuales. Y es también por esto que el atuendo militar ha influido en el correlato de la moda internacional. A comienzos del siglo XIX, por ejemplo, se pueden observar detalles de alamares en los vestidos talle imperio de las coetáneas a las luchas napoleónicas. Algo similar ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial durante la cual aparecieron hombreras en los trajes sastre femeninos al igual que en los abrigos largos de ambos sexos. Así como también, hasta el día de hoy, emergen para distintas actividades deportivas los trajes camuflados propios de los ejercicios bélicos de finales del siglo XX y XXI.
(*) Rosana Leonardi es docente e investigadora de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Allí es Profesora titular de las materias Historia del Diseño de Indumentaria y Textil 1 y 2, e Historia de los Textiles.